Abandonamos la disciplina de Cabrones para bajar a Bulnes por la ruta normal, pero con desviación para conocer el Collado Cerredo; uno de los miradores más celebrados del Pico de Europa, situado justo sobre la zona en que el Cares forma un marcado ángulo, dando así vista a ambos tramos. Un sitio alucinante. Siguiendo una vieja costumbre, en la zona caliza más caótica nos confundimos siguiendo una línea de jitos alternativa -los espeleólogos suelen marcar sus propias rutas- que nos desvía, con algún destrepe equipado con cuerda y todo, hacia una zona de simas. Esto nos obliga a recuperar altura para enlazar de nuevo con la ruta normal.
Entre la mañana dedicada a la espera y seguimiento del helicóptero, la citada pifia y alguna otra más para dar con el camino al Collado Cerredo, se nos echa el tiempo encima -sin hacer siquiera fotos en Cerredo (!!)- y terminamos la canal de Amuesa ya anocheciendo, tarde para encontrar alojamiento en Bulnes. No se echó de menos en absoluto: en la bolera a la salida del pueblo se vivaquea de lujo, con hierba plana bien mullidita, bajo las estrellas y el silencio sólo interrumpido ocasionalmente por lo que parecía un chucho ahuyentando algún jabalí.