La isla de Kish es un sitio extraño. Para los iranís es un destino vacacional al estilo de un Torremolinos con tintes de decadencia (en los 70 el último Sha quiso hacer de ella un destino turístico de lujo para la alta sociedad). Para los filipinos y otros trabajadores salidos de Dubai, es el punto de espera al que se ven obligados a salir hasta la obtención del visado de trabajo que les permita volver a Dubai. Durante ese tiempo -que puede ir desde las horas entre dos vuelos consecutivos hasta meses-, estas gentes conviven en la isla alojados en hoteles baratos y multitudinarios, ahorrando el máximo posible y entablando lazos de amistad.
Y por ahí en medio, también estamos los tres o cuatro (quizás exagero) que nos acercamos a ver de qué va todo aquello.
Y por ahí en medio, también estamos los tres o cuatro (quizás exagero) que nos acercamos a ver de qué va todo aquello.