jueves, 15 de octubre de 2015

Las noches de Ras Al Hadd.

Llegas, ves cielo estrellado y temperatura estupenda para pernoctar al raso; te pones a pasear, a ver si se ve alguna tortuga poniendo huevos, y te cruzas con una que acaba de salir del mar y avanza playa adentro para proceder. Se asusta y vuelve al agua; acabas de provocar una interrupciòn involuntaria de puesta. Decides meterte en el agua a ver cómo está de dinoflagelados. Inenarrable, no hace falta ni meter la cabeza: ya viéndolo desde fuera el espectàculo lumínico es alucinante, incluso aumentado por los efectos de refracción y ondulaciòn de la superficie. Te pones a bucear; los puntos de luz que emiten los peces del fondo forman un entorno fantasmagòrico. Ves un grupo de ellos avanzando y te preguntas si serà una tortuga. Enciendes el foco y al otro lado, a un metro escaso de tí, hay una tortuga enorme que se asusta y huye a toda velocidad. Decides salir porque parece estar la zona animada y un caparazonazo de semejante mole a esa velocidad te revienta la columna.

Son las cosas que pasan en las noches de Ras Al Hadd.