sábado, 24 de mayo de 2014

Memorias iranises: hasta aquí llega la cosa

Todas estas entrañables mentecateces morales de las que venimos hablando últimamente, por estar Irán por encima de la media, cobran un carácter de especial bizarría en actividades modernas que la moral tradicional no sabe muy bien cómo enfocar. Por ejemplo, el buceo con escafandra autónoma. Ni que decir tiene que en Irán las salidas son independientes para hombres y mujeres, con lo cual de mano el centro de buceo debe disponer de dos embarcaciones. Claro que sí, que son baratas. Para seguir, obviamente no se puede consentir que las mujeres dejen entrever el menor atisbo de su anatomía, con lo cual el eficaz y por lo general imprescindible traje de neopreno es sustituido por un elegante uniforme de extraer chapapote. Perfecto para ir fresquita en la embarcación y cómoda en el fondo, ideal para el buceo en cuevas estrechas y óptimo para prevenir hipotermias... Y como brillante colofón, da igual la cantidad de tiburones ballena o demás seres espectaculares que haya por la zona; no se permite llevar cámara de fotos. Que lo primero que piensa uno cuando está en el fondo y se cruza por error con un pibón de estos es liarse a sacar fotos comprometidas y subirlas a YouTube.

Del cumplimiento de todo esto se encarga la policía moral, que hace sus rondillas por este tipo de establecimientos de negocios proclives a la inmoralidad, la arrejuntanza y el desenfreno.