Para terminar la minigira con tiempo de sobra para el viaje de vuelta, nada mejor que una visita al Wadi Damm, ya en la zona más occidental de las montañas. El acercamiento es de gran belleza, dominado por la imponente Jabal Misht, paraíso de escaladores. Y el wadi en sí mismo constituye un corto y entretenido recorrido por la roca, plagado de pozas que invitan al baño; y que termina en una especialmente atractiva, donde no darse un chapuzón sería imperdonable.
Jabal Misht y los túmulos de la necrópolis de Al Ayn. Los sitios arqueológicos de Bat, Al Khutm y Al Ayn, que datan del 3000 AC, están declarados por la UNESCO "Patrimonio de la Humanidad" .
El recorrido por el wadi empieza ya con un par de estupendas pozas antes de una presa de recarga. Es decir, que a la vuelta lo último que hace uno es pegarse el último chapuzón para afrontar el viaje de vuelta fresco como una lechuga. El tema de las presas merece entrada aparte.
Wadi arriba, siempre a la sombra salvo el primer tramo.Ideal para hacer el cabra por las rocas.
Y esta es la poza final. A primera vista no parece gran cosa (salvo esa bonita caída del agua por el musgo, que en la foto no se aprecia); pero a medida que se explora desde el agua aparecen rincones con cascadas hidro-masajeantes, cuevillas donde parapetarse tras la caída del agua, escalones hacia pozas inferiores, pasillos estrechos... una gozada de baño.