domingo, 17 de mayo de 2015

Memorias sultanatas: Madrugando.

Para aprovechar bien el tiempo y disfrutar de estos lugares lo suyo es dejarse de modernidades y dormir en la playa. No sólo implica el baño nocturno plagado de bioluminescencia, que no nos cansaremos de repetir que es algo alucinante, sino que permite aprovechar al máximo el día siguiente (a las seis de la mañana el sol ya está zumbando), comenzando con un bañito matutino que te deja como una rosa y donde siempre se ve algo interesante.

Las playas están llenas de monticulos de arena resultado de la excavación de los cangrejos fantasma para formar sus covachas. Si te acercas sigilosamente los ves asomando en la cueva, ocultándose rápidamente cuando te ven. 
Tenía yo pendiente desde la entrada del 12 de noviembre de 2013 ilustrar los Peines de Venus, que no es difícil encontrarse por los fondos arenosos. Pues hala, ahí queda eso. Obsérvese que no es la concha sólo ni es la concha habitada por un ermitaño, sino el bicho de verdad, dejando su babilla al avanzar.
Estas estrellas son muy comunes, tanto en Omán como en los Emiratos. Siempre se las encuentra uno deambulando por los fondos cercanos a la orilla.
Aquí una agarrada entre dos cangrejos ermitaños. Su pasión por la lucha es tal que les da igual que estés por ahí cerca haciendo fotos. En condiciones normales ni soñarlo, se esconden en la concha al mínimo acercamiento.
Siempre hay alguna aparición. Estas pueden hacer pupa, y mucha, si las pisas. Conviene entrar al agua arrastrando los pies o tirar piedras antes para espantarlas,