viernes, 2 de diciembre de 2016

Memorias sultanatas: sacándose espinas.

 23°23'4.50"N
 57°39'23.16"E

Mi primera incursión por el Wadi Al Abyad se vio condicionada por la falta de vehículo apropiado y no consistió más que en un breve adentramiento bajo un calor importante, que se dio por concluido con la aparición de la primera poza con posibilidades de chapuzón. En esta ocasión ya podemos hacer un recorrido más digno, con una parte inicial de conducción por el cauce de grava y un entretenido paseo por zona más rocosa que se podría prolongar hasta el propio poblado de Al Abyad, accesible por carretera desde el norte.

El wadi está bañado por aguas templadas que brotan de la nada y a ella vuelven tras un recorrido por superficie. Unos metros más adelante, nuevas aguas brotan de nuevas nadas, dando lugar a pozas de mayor o menor tamaño pobladas por pececillos picoteadores. Ideal para estas frías mañanas de diciembre, que no sobrepasan los 30 ºC. El chapuzón es obligado.

Algunas de las pozas están cubiertas por una capa blanquecina (Al Abyad significa "blanco") o azulada, producto del depósito de calcita.